En mi primera vida, fui un abogado sin escrúpulos, sirviendo a mafiosos y políticos corruptos. Me deshacía de quienes se interponían en mi camino, disfrutando de la sangre de mis enemigos. Pero al llegar a los 40 años, me di cuenta de que morí virgen y sin familia. Las monjas del orfanato donde crecí no cuentan como familia; más bien eran torturadoras que nos vendían al mejor postor. Así que, en un arranque de rebeldía, escapé y quemé el orfanato, rescatando a todos los niños sobrevivientes solo porque los necesitaba como trabajadores leales.
Al siguiente capítulo de mi vida, me morí tras un dolor insoportable. Desperté en el cuerpo de un niño rubio, con ojos azules que parecían sacados de un anime. Me encontré en un orfanato con "monjas" que, para mi sorpresa, eran bastante buenas. Decidí comportarme bien y convertirme en el hermano mayor de todos, pero no soportaba a los niños y me aburría tanto que empecé a hablar con las paredes.
Todo cambió cuando conocí a Tania, una niña con el mismo pelo y ojos que yo. Desde el primer momento, supe que debía protegerla, así que adopté su apellido: Degurechaff. A los 15 años, nos obligaron a unirnos al ejército del Imperio Germánico. Su sonrisa se convirtió en mi razón de ser, y su felicidad, en mi misión.
Logré ascender en el ejército como su fiel escudero, pero el destino decidió jugarme una mala pasada y volví a morir. Tras un tiempo en un vacío interminable, desperté con una madre cornuda (sí, literal). Ahora, con un nuevo cuerpo y magia superior, estoy listo para hacerme un nombre en este mundo de locuras y poderes.
Regresaré para cumplir mi promesa a Tania, ¡si es que no me muero otra vez en el intento!