Ella es Flora Walker. Con solo 18 años, su vida ha sido una batalla constante, un viaje en el que cada paso está marcado por su deseo de ascender. Su cabello castaño cae con gracia hasta media espalda, es un mar de ondas tan suaves y naturales que evocan la serenidad de un océano en calma.
Por otro lado, en el lujoso mundo de los privilegiados, donde el oro y el mármol se entrelazan en palacios que desafían la imaginación, emerge la raíz personificada en Maximilian Kross. Que con tan solo 23 años, este joven es más que un simple heredero; es la encarnación viviente de un linaje que se pavonea bajo el tentador mundo de la aristocracia, es de los llamados privilegiados y clase elite de la sociedad, rico de cuna, el " sangre azul", con padres que aparentan ser la pareja ideal, dueños del impero más grande del país, El corporativo Kross.
Dos mundos divergentes, entrelazados por un hilo invisible: la flor y la raíz, como dos estrellas en un cielo compartido, lucen dispares, pero en su esencia son una única creación. Esta flor, delicada y vibrante, se enfrenta a las batallas más perversas de la guerra y a la cruel sequía que arrastra sus pétalos a la desesperanza. Sin embargo, en las profundidades del suelo árido del desierto, la raíz, se aferra con determinación a la tierra en sequía. Juntas, danzan entre los desafíos y la pasión incontrolable, conscientes de que cada adversidad es una oportunidad para demostrar que el amor todo lo puede, desafiando el destino que amenaza con quebrantarlas. La flor y la raíz, unidas en un mismo destino, serán testigos de un hermoso milagro: el florecer en medio del desierto.