Los gemelos rubios, con aspecto de ángeles. Pero con una maldad que desafía toda creencia. Dicen que el diablo no necesariamente tiene que ser feo, que puede ser tan hermoso que te deslumbra. Ellos no eran el diablo, pero compartían muchas de sus cualidades. Eran ángeles caídos, desterrados del mismo cielo que una vez los vio brillar con esplendor, o al menos eso se creía, pues su belleza extraordinaria no dejaba lugar a otras interpretaciones. Una apariencia casi divina que enmascaraba una corrupción profunda.Los ángeles caídos simbolizan la rebelión, la caída del orgullo y la tentación del conocimiento prohibido. Representan el conflicto eterno entre el libre albedrío y el destino, la lucha incansable entre la luz y la oscuridad, y la redención que, aunque deseada, parece siempre inalcanzable. Para Kendric y Dalton, esa redención no era más que un espejismo, un eco distante de algo que ya no les pertenecía.
El castigo por su soberbia no fue solo la pérdida de sus alas, sino algo mucho más cruel: una sed insaciable. Porque, a veces, los ángeles caídos también podían convertirse en vampiros, condenados a una existencia en la que, en lugar de volar, debían arrastrarse en la penumbra, alimentándose del mismo tipo de vida que antes protegían.
Eran depredadores de almas, capaces de deslumbrar y hechizar con una simple mirada, llevando a sus víctimas a la perdición con una sonrisa. Aquellos que sucumbían a su encanto rara vez se percataban de la oscuridad que los envolvía hasta que ya era demasiado tarde. Kendric y Dalton se movían entre los mortales con la gracia de quienes una vez fueron celestiales, pero con la crueldad de quienes han olvidado la compasión. Dondequiera que iban, dejaban un rastro de caos y dolor, como un recordatorio de su presencia, de su poder. Para ellos, el sufrimiento no era un medio, sino un fin en sí mismo, una forma de recordarles a todos que incluso la más pura de las luces puede corromperse, que incluso los
"You are mine," He murmured across my skin. He inhaled my scent deeply and kissed the mark he gave me. I shuddered as he lightly nipped it. "Danny, you are mine and only mine, you understand?"
Daniella Saunders had a pretty rough life. After being heartbroken and betrayed by both her father and her boyfriend, Danny moves to a small town to find the comfort of her mother. Everything is not what it seems and soon, Danny finds herself in the middle of a world she didn't even knew existed outside of fiction novels and movies. Not only does the town seem bizarre, but her senses heighten, her temper is out of control, and her hunger amplify. Throw in an arrogant, selfish, sexy, possessive player who didn't even want her in the first place, her life just seamlessly attract madness. Especially with those creepy threats coming from a "Silver Bullet", she can't keep still.