Harry siempre consideró a Draco malfoy alguien brillante. Literalmente brillante. Un niño de su edad. Rubio, rostro que quiere creer es pálido y no de un sonrojo marcado que contrasta con lo blanco de su piel, nariz puntiaguda, como mucha de sus facciones de perfil, y, sin saber que cada que lo viera sería así, brillaba. Joder, como brillaba. ¿No era esa la descripción de un ángel? ¿Rubio, pálido y con un brillo perpetuo? Lastima que la primera conversación arruinara todo los tiernos conceptos que la pequeña cabeza cicatriz del noño había creado alrededor del angelical Malfoy. Esta es la historia de crecimiento de Harry y como su concepto sobre Malfoy cambia conforme su forma de ver el mundo lo hace. Una historia que también surge de un último deseo de su propia versión en el futuro hace, sacrificandose a sí mismo solo para que su nueva versión tenga la opotunidad que él nunca tuvo, porque al final del día y aunque ahora sean diferentes Harry's, ellos siempre tendrían en común algo. Harry Potter siempre amaría a Draco malfoy.
3 parts