"Idiota." Haerin disparó de vuelta, su desafío brillando a pesar de que temblaba por dentro.
La sonrisa del hombre enmascarado se desvaneció, adoptando una expresión más siniestra. "Deberías aprender cuándo mantener la boca cerrada", dijo fríamente, sujetando su brazo con fuerza.
Justo cuando terminó de hablar, el techo de vidrio del banco se hizo añicos, lloviendo cristales mientras Spider-Woman entraba balanceándose en el edificio, aterrizando con gracia en una posición de cuclillas. Hanni escaneó la sala con la mirada, captando la situación al instante. Su mirada se fijó en el líder, que aún tenía a Haerin en su poder.
"Kang Haerin está aquí", dijo a Minji a través de los comunicadores del traje. "Whoa, whoa, whoa-chicos, ¿nadie les enseñó que colarse es de mala educación?" bromeó Spider-Woman, enderezándose y caminando casualmente hacia los ladrones. "Quiero decir, vamos, estoy segura de que la buena gente aquí estaba a punto de hacer sus depósitos, y ahora están haciendo un desastre en el lugar. Nada genial."
"¡Oh, genial! Justo lo que necesitaba ahora, otro payaso...", dijo la chica de cabello negro, rodando los ojos y preguntándose cómo diablos había terminado en este circo de ciudad.
El comentario hizo que la heroína se detuviera en seco. "¿Acabas de llamarme payaso? Me has herido los sentimientos, señorita."
es una adaptación creditos a pinklemonade25 en oa3
Tory estaba obsesionada. Su prima Addison tenía todo lo que cualquiera podría desear: belleza, dinero y un novio perfecto, Robby Keene. Pero Tory no podía evitar pensar que Addison no lo merecía. Robby era demasiado para ella: sus músculos, su habilidad en el karate, su sonrisa. Todo en él era fascinante, y Tory pasaba horas viendo sus redes sociales, aprendiendo cada detalle de su vida.
No sentía remordimientos. Addison lo tomaba por sentado, demasiado ocupada con sus propias apariencias como para valorar lo que tenía. Tory, en cambio, entendía a Robby. Sabía que él necesitaba algo más, algo que solo ella podía ofrecerle.
En su mente, ya lo veía sucediendo. No importaba cuánto tiempo tomara o lo que tuviera que hacer, Robby sería suyo. La paciencia era su mejor aliada, y mientras Addison seguía distraída, Tory se preparaba para entrar en acción. Para ella, esto no era una obsesión; era un desafío. Y los desafíos siempre se ganan.