Gyuvin nunca imaginó que Yujin, la persona que de un momento a otro se volvió importante, se iría sin decir adiós. Ahora, cada recuerdo se convierte en un deseo, y cada silencio, en una punzada de dolor. Entre la confusión y el vacío, Gyuvin se aferra a la esperanza de que tal vez, algún día, Yujin regrese.