Durante sus vacaciones escolares, su madre decidió que no la acompañaría en casa, así que la dejó al cuidado de su padre, Lewis, un científico con un trabajo crucial en uno de los búnkeres de la Corporación Umbrella. Este no era cualquier búnker, sino el más importante, bajo la supervisión de Albert Wesker. Aunque se siente un poco nerviosa por estar varios metros bajo tierra, no le molesta pasar sus vacaciones allí, ya que también le interesa la ciencia y sabe que puede aprender mucho durante la estadía. Es una persona dulce, educada y respetuosa, con una inocencia que la hace parecer un ángel. Con sus atuendos encantadores y sus pies descalzos sobre el frío suelo, pasea por los pasillos del búnker sin darse cuenta de que él la observa. A través de los cristales oscuros de sus lentes, la vigila y estudia cada uno de sus movimientos. Cuidadosamente, busca la manera de acercarse a ella, de manipularla hasta tenerla donde quiere. Desde el primer momento en que la vio, no pudo creer que existiera alguien tan inocente y dulce, alguien a quien podría corromper de una manera que solo su mente puede imaginar.
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