Kim Dokja, un ávido lector de novelas de fantasía, siempre imaginó que si alguna vez reencarnaba, despertaría en una cama cómoda, en una lujosa habitación, con un mayordomo sirviéndole deliciosa comida y sin tener que volver a ser explotado en su aburrido trabajo de desarrollo de videojuegos. Sin embargo, cuando finalmente reeencarnó, lo único que encontró fue una celda húmeda y oscura, acompañado por el protagonista masculino, con lavado de cerebro y traicionado por la Santa Ana Croft. "¿Voy a morir ahora?", preguntó Kim Dokja con una aparente calma, mientras sentía la mano del protagonista apretando su cuello. "No morirás... hasta que yo lo decida."