Cuando una pareja se divorcia, lo usual es que cada uno haga su vida nuevamente. Si hay hijos, estos se van a vivir con uno de los dos, sin dejar de visitar al otro. Pero mi familia marcó la diferencia. Cuando cumplí 16 años de edad mis padres se divorciaron, yo preferí quedarme con mi padre, pues él como yo fue una victima del engaño de mi madre. Como hombre que es, luego de un año, decidió hacer su vida con alguien más, con su supuesta alma gemela (también divorciada y con un hijo). El tiempo que duraron de novios fue escaso, aproximadamente 6 meses; papá cautivado por la belleza de su novia, se animó a pedirle matrimonio, lo que cambió mi vida totalmente. Cuando la nueva esposa de papá y su hijo se mudaron a casa pensé que iba a ser genial tener un hermano, pero Theo era un desastre. Papá y su esposa pensaron que ya era tiempo para que Theo y yo nos independizáramos, así que decidieron mudarse a Londres y dejarnos a los dos en Estados Unidos para que viviéramos solos en el departamento que papá nos había comprado.