Me gusta el sonido de las hojas cuando se rompen en mi mano. Producen un sutil chasquido, como el que hace la muñeca y los dedos al desentumecerse antes de tocar una complicada pieza para piano o antes de proceder en una importante cirugía. Se asemeja al metafórico sonido de los engranajes cerebrales que se activan cuando descubrimos el enigma de un complicado problema matemático o el crujir de unos paneles de madera que componen un tejado, atacado sin piedad por un violento monzón. Me gusta porque, pese a que es tan cotidiano, suele anunciar el comienzo de cosas extraordinarias... ------- Esta es la historia de Feliciano Vargas, un estudiante mediocre cuyas posibilidades de pasar de curso son mínimas. Un chico apocado y deprimido cuyo destino cambiará un día de otoño, a las puertas de su instituto...All Rights Reserved