En un mundo donde las tierras están marcadas por antiguas batallas, los reinos viven en un equilibrio de odio y supervivencia.
Sangralaar, hogar de los vampiros y criaturas impuras, es el corazón sombrío y la herida abierta que nunca cicatriza. La oscuridad es su única aliada, al igual que la magia oscura que fluye alimentando su poder con tanta rapidez como una desolación creciente.
Magdora, hogar de las brujas y hechiceros, es el alma de la magia y la llama que consume todo. La sabiduría, su partidaria, es una daga obsesiva indomable que puede arrastrarlos a la gloria oa la perdición.
Thalassia, hogar de las sirenas y tritones, es el cerebro que se extiende más allá de los límites y el controlador de las ideas que se sumergen hasta quedar en la profundidad de la reflexión. El agua, su amigo, es capaz de manipular la realidad con ilusiones.
Lyseren, hogar de los hombres-lobos y guardianes de la naturaleza, es el pulmón que da vida y el renovador de cada ciclo. La luna, su confederada, es su aliento eterno que desata sus rugidos resonantes en las vibras de todos los seres.
Una profecía susurra una unión que será la centella que encienda o apague el destino de los infantes de esos reyes.
Rhye, prometida a la soledad, es una isla helada, conocerá a alguien que podría derretir su muralla del temor con tal calidez suave.
Lyrien, jugador de corazones como el viento impredecible, conocerá a alguien que lo atrapa en sus aguas tranquilas, mostrándole la belleza de la dulzura primeriza.
Aquellos corazones, escribirán su historia, sin conocer su final o su infinidad. Descubrirán si su amor es un secreto que arde en silencio, capaz de desvelar todo o destruirlo.
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...