El mal, a diferencia de como muchos piensan, no es algo que nos espera detrás de cada esquina, acechando en la oscuridad, como si esperara el momento oportuno para saltar sobre nosotros. El mal es algo que nos rodea, habita con nosotros en todo momento, pero en un plano diferente, invisible, buscando personas que sean capaces de percibirlo para entrar a nuestro mundo a través de sus ojos. Muchas veces en los momentos menos esperados podemos verlos, aunque sea por breves momentos, cuando una mancha negra se acerca hacia ti desde un costado, pero al voltear desaparece, o cuando vez la sombra de alguien con el rabillo del ojo, aunque nadie este ahí.