Es fácil decir que cuando uno es chico le tiene miedo a la oscuridad, este es un miedo que se puede considerar común entre los niños. A veces su imaginación es capaz de jugarles malas pasadas cuando van a dormir, y un bulto de ropa puede llegar a convertirse en un monstruo que acecha por ellos desde una esquina oscura. Los padres suelen dejar una luz prendida, la puerta abierta, o en algunas ocasiones duermen con los niños para calmar sus miedos, hasta que al final lo superan, y se olvidan de las sombras que merodeaban en su habitación.