Harry había vivido casi toda su vida en soledad, atrapado en un vacío que lo seguía a pesar de ser un alfa atractivo y deseado. Muchos se preguntaban cómo alguien como él podía estar soltero tanto tiempo, pero Harry se había aislado tras muros invisibles que lo protegían del mundo. Todo cambió en un día gris y tormentoso. La lluvia golpeaba las ventanas sin tregua, intensificando el dolor de cabeza que lo atormentaba. Para colmo, el llanto incesante del bebé de su vecino resonaba en su mente, llevándolo al borde del colapso. En un impulso desesperado, decidió tocar la puerta del vecino, sin saber que esa decisión cambiaría su vida. Cuando la puerta se abrió y se encontró con la mirada de Louis, el aire a su alrededor cambió. De repente, la tormenta exterior perdió importancia, y Harry sintió que su soledad comenzaba a desmoronarse, dando paso a algo inesperado.