Cuando su padre muere, Sara decide hacerse cargo de la hacienda, así que su primer paso es adecuar el estudio de su padre, es un sitio casi místico para ella, guarda de una forma inexplicable el aroma y la esencia de su padre, recuerda que ella visitaba el lugar a hurtadillas y lo veía allí, siempre entre libros, siempre tan distante a la realidad. El piso de madera rechina bajo sus pies al acercarse a la pared de libros, uno cae al piso, su tacto es cálido, la pasta dura y roja de letras doradas, con una extraña figura al frente, no sabe exactamente ¿qué es pero la inquieta? Siente la inexplicable necesidad de salir de allí, pero el libro se resbala de entre sus manos y cae, una extraña sensación la invade cuando se abre, sólo piensa en salir de allí, da media vuelta y Al cruzar la puerta de la habitación, se da cuenta que algo no esta bien, esa no es su casa, nada es conocido, sólo su siempre leal Ziri.
"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos."
_Mario Benedetti