AGATHARIO: Eterna maldición.

En el alba de los tiempos, cuando la humanidad aún balbuceaba en la oscuridad, el mundo era un lugar de misterio y terror. La noche parecía tener vida propia, y las sombras danzaban como espectros en la penumbra. Fue entonces cuando un ser emergió de la oscuridad, sin nombre, sin forma, sin principio ni fin. Solo existía, observando y esperando. No tenía un comienzo, no tenía un final; era eterno, un testigo silencioso de la creación y la destrucción. Vio cómo el universo tomó forma, cómo las estrellas nacieron y murieron, y cómo la vida surgió en un planeta azul llamado Tierra.

En el año 1603, en un pequeño pueblo de Salem, rodeado de bosques oscuros y ríos que susurraban secretos, una criatura inocente nacía. Agatha, hija de Evanora Harkness, llevaba en sus venas la sangre de la brujería, una línea de mujeres que habían tejido hechizos y encantamientos durante siglos. Su nacimiento estaba rodeado de señales y portentos, y las brujas del pueblo sabían que esta niña sería especial. Condenada desde su nacimiento, su destino estaba sellado. La brujería la llamaba, y ella no podía escapar de ello.

Pero su sombra eterna, nacida al mismo tiempo que la vida, había estado esperando por ella.