En la oscuridad de la noche, en un rincón olvidado de una mansión antigua, un niño de ojos verdes y cabello negro se entrenaba con fervor. Harry Riddle, hijo de Lord Voldemort y Bellatrix Lestrange, sentía el peso del legado de su padre en cada movimiento que hacía. Su madre, con ojos llenos de determinación y crueldad, observaba desde las sombras, corrigiendo cada error con una precisión despiadada. Bellatrix había dedicado su vida a enseñar a Harry las artes oscuras. Desde joven, le había inculcado el odio hacia el "niño que vivió," Leo Potter. Cada lección, cada hechizo, llevaba consigo la promesa de venganza. "Tu padre fue grande, pero tú serás aún mayor," le susurraba Bellatrix en momentos de cansancio. "El mundo mágico se arrodillará ante ti."