Los hijos de Quetzalcóatl

Fue un pueblo que cayó, pero que jamás se rindió.

Cualquiera que haya conocido a un mexica sabría que se trataba de gente orgullosa, feroz y determinada. Eran guerreros que luchaban hasta perecer, que se aferraban a sus costumbres y a sus Dioses.
Pero cuando todo ese esplendor se esfumó, la única que conservó la fe en su clan fue una mujer que ni siquiera compartía su sangre, puesto que se trataba de una mestiza, una mezclada con los caras pálidas, sus destructores y abusadores.

¿Cómo podía asegurar ella que había sido tocada por Quetzalcóatl?

¿Cómo era posible que creyera que tenía un gran destino que cambiaría el rumbo de los corazones con los que se encontrara?

En todo caso, les traería la muerte, eso seguro.