Las vidas de Aurora

En el lejano reino de Lóthar, la princesa Aurora era conocida tanto por su belleza como por su desprecio hacia los demás. No había acto de generosidad que no ridiculizara, ni súplica que no ignorara con una sonrisa cruel. Era cínica, egoísta y vivía rodeada de lujos, ajena al sufrimiento de su pueblo.

Un día, en su arrogancia, se atrevió a faltar al respeto a los dioses. Frente a una estatua sagrada, se mofó de los sacrificios que su pueblo hacía en nombre de una deidad antigua, Zákaris, el dios de la justicia y la compasión. Las palabras de Aurora resonaron en el templo como una ofensa que no podía quedar impune.

Esa misma noche, mientras Aurora dormía en sus aposentos de seda, el cielo se tornó oscuro y un rayo atravesó las ventanas de su palacio, iluminando su figura. Zákaris apareció ante ella, imponente y resplandeciente. Su mirada estaba cargada de juicio.