Dicen que la curiosidad mató al gato, Pero en este caso; la curiosidad no mató al gato, si no que está vez fue una gatita traviesa de ojos grises. Puppeteer no sabía lo que estaba haciendo, solo se dejó llevar por ese calor que ella le proporcionaba y que nunca podría conseguir en su "querida" marioneta. Y entonces la situación se le salió de las manos.All Rights Reserved