Marco creció en una familia tradicional italiana, en un barrio donde las normas sociales y la masculinidad rígida están muy presentes. Su padre, Giovanni, es un hombre de fuertes convicciones, serio y poco expresivo. A pesar de querer lo mejor para Marco, su relación con él está marcada por expectativas poco realistas: que sea "fuerte", que no muestre vulnerabilidad, que se comporte según los estándares masculinos tradicionales. Su madre, Francesca, es amorosa pero pasiva, y suele adoptar una actitud sumisa ante las decisiones del padre. En la familia, los sentimientos más profundos rara vez se expresan, lo que deja a Marco sintiéndose solo, atrapado en su propia mente.
Desde muy joven, Marco ha sentido que no encaja. Mientras otros chicos se interesaban por deportes y actividades consideradas "masculinas", Marco se inclinaba hacia la lectura, la música y las artes. Esta sensibilidad, sin embargo, fue motivo de burla en la escuela. Desde primaria, sus compañeros comenzaron a etiquetarlo como "raro" o "afeminado", algo que lo hirió profundamente, pero que nunca confesó ni a sus padres ni a nadie cercano. Aprendió a guardar el dolor para sí mismo.
Marco ha internalizado durante años la idea de que ser diferente es sinónimo de ser defectuoso. La burla constante ha provocado que se vea a sí mismo como alguien inferior, desarrollando un fuerte sentido de vergüenza sobre su identidad. No solo por ser homosexual, sino también por no ajustarse a lo que él percibe como las expectativas que los demás tienen de él. Esta vergüenza se vuelve un peso diario.All Rights Reserved