
El pasaba las tardes pintando... yo escribía poemas. Y ambos bailamos entre melancólica soledad. El se robo mi vida y yo fingía odiarle... ambos seguimos con nuestras vidas, pero en ocasiones, nos gustaba volver al jardín que ocultaba aquellos corazones intentando tocar la puerta una ultima vez pero siempre huyendo del otro.Todos los derechos reservados
1 parte