Debido a una nueva ley y a un testamento inesperado, Penélope hereda el título de barón de su padre cuando éste muere. Aterrada y sin confianza, se sorprende cuando el vizconde Anthony Bridgerton y su hermano Benedict, se ofrecen a ayudarla a conseguir el título, a sacar a su familia de las deudas y a convertirse en una figura poderosa y próspera. Los tres no tienen idea de que este acuerdo pondrá en marcha. -...Nunca dije que fuera un profesor fácil. Te desafiaré. Te presionaré. Pero te ayudaré a ser excelente. Algo en la forma en que dijo esas palabras despertó algo dentro de ella. Un deseo, una necesidad, de demostrar que la gente estaba equivocada. De demostrarle a su madre y hermanas que podía cambiar el rumbo de la finca y apoyarlas a todas a pesar de que no moverían un dedo para ayudarla. De demostrar que la plétora de hombres que dominaban la Cámara de los Lores estaban equivocados, porque sabía que la mirarían y supondrían que sería débil por ser mujer. Pero, sobre todo, para demostrar que estaba equivocada, para superar sus dudas y triunfar allí donde creía que iba a fracasar.