Jennie Kim era la emperatriz perfecta en todos los sentidos: Inteligente, valiente y sociable. Era amable con sus súbditos y devota de su marido. Se conformaba con vivir el resto de sus días como la sabia emperatriz del Imperio de Oriente... Pero un día, su esposo trajo a una amante y le exigió el divorcio. -Acepto este divorcio... y solicito autorización para volver a casarme. En un giro inesperado, Jennie se vuelve a casar con la Reina del país vecino y conserva su título y su sueño de ser emperatriz. Pero... ¿Cómo se desarrollaron los hechos? Esto no es mío, créditos a quien correspondaAll Rights Reserved