Si te atreves a decir que si
"Lo miró para lanzarle algún comentario hiriente, pero de pronto al ver que él seguía ensimismado en la pantalla del celular, lo pudo observar con detenimiento y por primera vez desde que lo conociera, sintió algo distinto a la bronca al mirarlo.Era un tipo alto, tenía que reconocerlo. Aún apoyado en el mueble y levemente inclinado, Laura calculó que le sacaría más de doce centímetros, y ella era bastante alta. Encima, era obvio que hacía pesas permanentemente, se le notaban los músculos del pecho y el abdomen bajo la remera blanca y tenía muy bien trabajados los bíceps. Tenía las fuertes piernas enfundadas en unos jeans gastados que se pegaban como segunda piel, una cintura estrecha, la espalda ancha y Laura de pronto se preguntó si desde atrás se vería igual de bien¡Por Dios, que le pasaba? Lo único especial en él, era posiblemente, el color de sus ojos. Eran de un verde grisáceo, grandes y rodeados de largas pestañas negras que le daban una profundidad peculiar a su mirada. Pero nada más, sólo eso: los ojos. Y tampoco era para tanto, pensó. No era un tipo para volverse a mirarlo dos veces... Mientras más lo miraba, más se irritaba; por lo que optó por ponerse de pie y empezar a recoger los platos de la mesa.
En dos segundos, él estuvo junto a ella, comenzando a levantar los vasos y la panera.
-¿Te podés quedar quieto?- se ofuscó ella.
-Te ayudo...-dijo él, encogiéndose de hombros.
-No necesito tu ayuda. Dejá de estorbar, querés.
Él la había tomado de un brazo al chocar y preguntó:- ¿Estás bien?
-Estaba bien hasta que llegaste. ¡Y soltáme!- se sacudió.
-Tranquila, Duquesa, no te voy a morder...-se burló, mirándola divertido. "
Así era como Laura y Santiago habían vuelto a verse después de siete años y era muy probable que la chispa de animosidad que siempre había surgido entre ellos, esta vez encendiera algo más...
