"¿Cómo se siente haber perdido la inocencia antes de perder los dientes de leche?"
La historia sigue a Tom, un cuidador en un psiquiátrico, que se enfrenta a un desafío aterrador: conectar con Bill, un paciente con una historia oscura y turbulenta. Desde el primer día, Tom se siente impotente ante la frialdad y crueldad de Bill, que lo trata como si fuera una broma cruel. Pero algo cambia, y Tom descubre que detrás de esa fachada hay un alma perdida que anhela ser entendida. A medida que los días pasan, la tensión entre ellos crece. Bill se convierte en un enigma para Tom, que lucha por desentrañar sus secretos mientras se hunde más en un mundo que parece no tener sentido. Es como si el destino lo estuviera empujando hacia un abismo del que no puede escapar.
Y, joder, es que todo se vuelve cada vez más extraño. Tom se siente como un idiota, atrapado en una montaña rusa emocional donde cada pequeño avance se convierte en un gran retroceso. A veces parece que la locura se apodera de Bill, y Tom empieza a preguntarse si está preparado para lo que viene. Las risas, las peleas, y esos momentos de conexión que son tan escasos como una gota de agua en el desierto lo mantienen despierto por las noches. Algo está mal, muy mal, y Tom se da cuenta de que no solo está intentando salvar a Bill; también está luchando por su propia cordura en un lugar donde la humanidad se diluye. ¡Dios, cómo pudo llegar a esto! ¡Es un caos total! Todo lo que Tom quiere es hacer lo correcto, pero, ¿y si todo acaba en un desastre? ¿Y si él es el que termina perdido en este laberinto oscuro?