Agente Cib

Capítulo 1: Cazador y Presa
El viento silbaba entre los rascacielos flotantes de Neotrópolis, una ciudad que nunca dormía. Bajo el brillo de neones titilantes, el grupo de Agentes cib se movía en perfecta sincronía, como si fueran una extensión de la misma máquina que los había creado. Todos llevaban trajes ajustados, equipados con tecnología avanzada que les otorgaba habilidades sobrehumanas. Pero hoy, se enfrentaban a un enemigo que ponía a prueba todos sus límites.
"¡Lo tenemos!" gritó el líder del grupo, un veterano conocido como Rook. Sus ojos, mejorados con implantes ópticos, escanearon el área en busca del delincuente. La información en su visor mostraba un blip rojo en el mapa, un pulso errático que se movía rápidamente a través de la multitud.
El delincuente, Ferro, era un maestro en el arte del escape. Modificado genéticamente, tenía la capacidad de mezclarse con las personas a su alrededor, lo que lo hacía casi invisible. Su velocidad superaba a la de cualquier humano promedio, y sus movimientos eran como sombras en un juego de luces. Hoy, él era la presa, pero también un depredador.

Con un gesto, Rook dio la orden de avanzar. Un destello de energía recorrió el aire mientras los Agentes cib activaban sus armas de paralización. Era un sistema de tranquilizantes de alta tecnología diseñado para incapacitar sin causar daño irreversible. Pero Ferro tenía un as bajo la manga: un artefacto especial que le permitía elevarse por los aires, esquivando los disparos con movimientos acrobáticos.
"¡Ahora!" gritó Rook, y un par de sus hombres dispararon. La luz azulada de los proyectiles surcó el aire, pero Ferro se deslizó entre los edificios, aprovechando cada rincón y cada sombra. A medida que se elevaba, la ciudad parecía rendirse a sus pies.