Hay encuentros que el mundo nunca registra. Silenciosos, invisibles, tan pequeños que no dejan marcas en los libros ni rumores entre los árboles.
Pero a veces, esos encuentros cambian todo.
Uno es el heredero de un linaje antiguo, marcado por obligaciones, poder y la sombra de un destino que no pidió.
El otro, un niño de ojos verdes y alma frágil, acostumbrado a pasar desapercibido en un mundo que lo empuja a ser nadie.
Ambos cargan heridas que no se ven.
Ambos buscan, sin saberlo, el mismo refugio.
Y bajo el cielo de Konoha, entre ramas silenciosas y agua que guarda secretos, dos vidas comienzan a entrelazarse.
Lo que empieza como compañía se vuelve necesidad. Lo que parecía temporal, se transforma en una promesa que ni el tiempo ni la guerra podrán borrar.
Este no es un romance cualquiera.
Es una historia sobre el peso de lo que somos, y el alivio de encontrar a alguien que no necesita que cambiemos.