Un desgarrador aullido salía desde lo más profundo de mi ser. Estaba cambiando. Mis ojos ya no son claros, son oscuros, oscuro como mi ser, mi nuevo ser. Ya no soy el chico de hace dos años, ni siquiera el de hace un mes. Mi alma es negra y sin salvación.
Tan solo el amor que siento por aquella chica me hacía sentir humano. Ella hace que por el día sea aún humano, sea el chico que ella ve, ¿pero qué pasa con mi nuevo ser cuando es luna llena? ¿Haré daño a alguien? ¿La haré daño a ella? ¿Podré mantenerme humano? No lo sé, no lo sé y no lo sé. Como odio no saber nada.
Odio ver mis ojos color amarillo por la noche, como mis uñas se convierten en garras y mis dientes pueden destripar trozos de carne como si fueran galletas. El ansia de matar por naturaleza me hace hacer daño a mis amigos.
El bosque es el que tapa mi verdadero aspecto. El lugar donde no puedo ver mi verdadero aspecto, en donde no puedo hacer daño a nadie. En donde me odio un poco menos.
Quieren buscarme, una vez que me encuentren, matarme. Me quieren matar por algo que yo no quería que pasara. ¿Enserio pensáis que quiero ser un monstruo? Claro que no, por supuesto que no. Quiero ser un chico normal.
Pero no me estoy quejando, cada uno tiene lo suyo. Aunque lo peor de todo no es ser un hombre lobo novato, lo que me preocupa es que soy un puto adolescente.
Bienvenidos a mi vida, puede ser la última vez que os lo pueda contar, mañana podría morir.