He vagado en la penumbra de los años, un alma atrapada en el eterno crepúsculo, recolectando fragmentos de sombras y susurros. En mis viajes, he presenciado los vestigios de amores perdidos, de anhelos que yacen enterrados bajo las raíces de árboles secos, de secretos inconfesables que solo los muertos y los errantes conocen. Como un espectro de carne y hueso, me he hundido en el vacío de los corazones rotos y he escuchado los gritos mudos de quienes, como yo, han sido desterrados al olvido.
La poesía del errante no es un libro cualquiera, sino un réquiem para el espíritu. Cada palabra es un lamento; cada verso, una herida abierta que he dejado sangrar sin prisa. Como un cuervo, he reunido las cenizas de historias nunca contadas, los ecos de existencias que se desvanecieron sin dejar más rastro que el polvo que el viento dispersa. Aquí he puesto lo que no se cuenta, lo que yace en la penumbra del alma y que pocos se atreven a desenterrar.
He de advertir que estos versos no están pensados para consolar; son, más bien, una invitación a caminar junto a mí por los laberintos del vacio del alma y la nostalgia. A aquellos que se atrevan a adentrarse en estos poemas, les ofrezco un fragmento de mi propio abismo, con la esperanza de que, quizás, en algún rincón de su ser, encuentren un reflejo de su propia melancolía.
Att:Yura BloodFallen