Riku, Daichi, Airi y Mei, amigos de la infancia, se reencuentran tras años para un viaje de campamento y desconexión. La emoción los lleva a tomar rutas poco conocidas, hasta que el camino queda bloqueado por un deslizamiento. Sin pensarlo, toman un desvío desconocido que los conduce a un pueblo pequeño, con un aire antiguo y extrañamente acogedor. Al llegar, los habitantes los reciben con calidez y les aseguran que podrán continuar si siguen el camino de salida. Sin embargo, cada vez que lo intentan, terminan de vuelta en la plaza central, atrapados en un bucle inexplicable. Con cada intento fallido, notan detalles inquietantes: aunque los habitantes parecen normales, algunos evitan mirarlos, y otros susurran sobre la "maldición de la niebla". Al caer la noche, una espesa bruma cubre las calles, y Riku y sus amigos comienzan a ver sombras que reflejan sus movimientos y susurran con sus voces, como si el pueblo quisiera mostrarles versiones alternativas de sí mismos. Las noches se convierten en un juego de engaños, con sombras que intentan atraerlos hacia lugares oscuros. Los habitantes les advierten que deben quedarse en interiores y nunca responder a las voces en la niebla. Cada vez que uno escucha su nombre en la oscuridad, siente una atracción inexplicable, como si algo dentro de ellos resonara con esas voces. Poco a poco, descubren que el pueblo está atrapado en un ciclo interminable, en el que quienes intentan escapar son absorbidos por las sombras y reemplazados por reflejos vacíos de sí mismos.