A veces, el pasado define a alguien hasta un punto crítico en su vida. Algunos lo consideran pasajero, pero también se admite que es algo latente, como un corazón palpitante. Sin embargo, eso no te define; aprendes y cambias. Eso es algo que Alemania ha aprendido con los años. Ahora se enfrenta a un mundo que antes decía conocer y que ahora parece algo lejano. Pero no todo es melancolía, como un tapiz manchado; también ha descubierto que, en medio de la oscuridad, siempre hay estrellas que lo acompañan. Y quién diría que una de esas estrellas sería cierto país sudamericano, cuyo nombre, reconocido por ser la mitad del mundo, se convertiría en la mitad que Alemania necesitaba en su vida.
(Historia futura para actualización)