La historia de dos mundos distintos: el real y el irreal. La tensa cuerda de la credibilidad y las leyendas antiguas, cuentos de ficción recelosa.
Lakli escondía un perturbador secreto, y Anase estaba dispuesta a descubrir cuál era.
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Lakli Vanilk no era una chica común. Se vestía como un chica común, lucía como una chica común, hablaba como una chica común. Pero algo en ella no estaba bien.
Los vecinos no sabían nada de ellos, además de que tenía un hermano mayor muy grosero de nombre Tinsda, que vivían solos en una gran casa y que ella asistía al colegio Horacio Ubencino.
Anase Hernández había vivido al lado de Lakli durante toda su vida. Cuando era pequeña, se mudó a un vecindario agradable, con bonita vegetación y casas simples, pero acogedoras. Y así lo pensó, hasta que creció. Y se dio cuenta de que la casa de al frente, no era igual a las demás. Tenía pintura normal, tenían ventanas normales, un patio normal. Pero no era normal, nunca lo fue.
Todo llega al borde cuando, una noche, Anase ve un camino negro hediondo a azufre que la guía a la casa de los hermanos Vanilk.
Lakli había luchado por esconder su más profundo secreto, siempre había fingido y había ocultado, hasta que no pudo más, y lo dejó fluir.
Anase solo tenía una tarea: descubrir lo que ocurría con los aterradores hermanos Vanilk.