La delgada línea entre el amor y el terror

La mansión de Fede Vigevani se alzaba imponente cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, una edificación antigua y misteriosa que había sido renovada con un toque moderno, pero que aún conservaba ecos de su pasado. La arquitectura era excéntrica: enormes ventanales y pasadizos secretos. Fede y su mejor amigo Ian Lucas, conocidos en el mundo de los youtubers por sus videos de bromas y retos, habían convertido ese lugar en su base de operaciones para los proyectos más oscuros y aterradores. Y tú, Linda, eras una de las pocas personas que había tenido la suerte (o la mala suerte, según cómo lo miraras) de estar tan cerca de ellos.

Había algo extraño en la mansión, algo que siempre te había inquietado, aunque jamás te atreviste a mencionarlo. Los pasadizos secretos que exploraban en sus grabaciones, los rituales de los payasos de la deep web y las historias sobre lobotomías y sacrificios. Todo eso formaba parte de su serie más viral, una serie que había atraído a miles de fanáticos, pero que también había dejado rastros de oscuridad que Fede e Ian intentaban ocultar a sus seguidores.

Linda, tú solo querías ser una estudiante universitaria común, pero en tu vida siempre había algo que te hacía desear más, algo que te mantenía cerca de Fede, Ian, y el resto de su equipo, pero había alguien más, Bryan Skabeche, un youtuber con el que habías comenzado una relación un tanto confusa. Bryan, el chico divertido y encantador, a veces parecía ser todo lo que deseabas, pero en ocasiones sus visitas a la mansión de Fede no eran solo por trabajo.