Preguntarse cuando será la próxima vez que verás la luz del sol después de años de oscuridad era como preguntar al universo cuando llegaría su fin ; incierto.
Pero aceptar esa realidad no era algo que cualquier persona pudiera hacer sin desatar la locura en una mente humana. Jimin había perdido la esperanza completamente de experimentar de nuevo el aire en sus pulmones, de escuchar la brisa entre los árboles, o de sentir la melodía que parece sonar en las noches. Para el, cada día era igual. Atrapado en un recóndito lugar desde que cumplió los escasos 5 años. Un lugar alejado de cualquier interacción, de cualquier sentimiento, de cualquier atisbo de realidad. A merced de seres que buscaban codiciar secretos que solo el parecía poseer desde tan corta edad. Jimin, con sus hermosa ondulada y dorada melena , sus ojos marrones miel, tenía la belleza más sublime que el ser humano jamás hubiera conocido. Y eso , para su desgracia, solo lo hacía aún más deseoso de ser codiciado. En aquel sardesco lugar, pasaba sus días pregonando al universo, si algún día, o en alguna vida, podría conocer el mundo exterior. Así fue, como comenzó la revelación de su mentira, una farsa que colapsaría con todos los conceptos y verdades que el reconocía, y que a partir de ahora serían solo, una desdichada ilusión sorda.