El tipo me vio con ojos penetrantes, pero la voz que salió de sus labios fue frívola. -¿Y desde cuándo te habías fijado en ella? Me preguntó. -ya no me acuerdo. Le dije, para no dar lugar a otras preguntas. -tené cuidado -advirtió, preparando el cigarrillo para ponerlo en sus labios- Porque nunca sabés cuándo el Diablo se viste de mujer.