La noche cayó como un manto oscuro sobre la fría y desolada ciudad de Ekaterimburgo. En el silencio absoluto, la familia imperial de los Romanov, una vez adorada por millones, ya no era más que un recuerdo de la gloria perdida. En el frío y sombrío sótano de la Casa Ipátiev, los ecos de su destino resonaban en las paredes, pero no era el fin que les esperaba a todos.
En medio de la desesperación, en la penumbra de una habitación cerrada, una figura se alzaba, solitaria y determinada. Anastasia, la más joven de las hijas del zar Nicolás II, miraba hacia el horizonte de su vida, donde las sombras no eran su único enemigo. El sonido de los pasos de sus captores resonaba en la casa, pero había algo más en el aire, algo que no se podía tocar ni comprender: una fuerza ancestral, una magia que dormía en lo más profundo del bosque ruso, aguardando el momento preciso para despertar.
Cuando la tragedia, tan anticipada, se desató esa noche, Anastasia no encontró su final en la oscuridad del sótano.
Alí sufre por dentro, sufre por su ansiedad. Vive la vida como puede, hace lo que puede.
¿Qué pasa cuando tu mismo te destruyes por dentro?
¿Qué es lo que te anima a seguir?
Otra historia de fobia social,
por Viviana Valeria V.