La historia de Aelora y Aegon es una mezcla de devoción, sacrificio y traición, marcada por un amor complicado y distorsionado. Aelora, hija de Viserys I Targaryen y una mujer cuya vida estuvo marcada por las expectativas de su familia, fue criada con la fuerte convicción de que su destino estaba ligado a su hermano, Aegon II. Su amor por él fue profundo, casi fanático, y su devoción por su causa la llevó a cometer actos oscuros, como la traición a su propio padre para asegurar que Aegon llegara al trono, a pesar de la violenta competencia con Rhaenyra.
Desde su matrimonio, Aelora se vio atrapada en una relación que estaba lejos de ser perfecta. Aegon, incapaz de comprender el peso de las responsabilidades del trono y profundamente atormentado por su falta de ambición, solo deseaba huir de su destino. Mientras tanto, Aelora, cegada por su devoción a él, fue una constante fuente de apoyo, aunque muchas veces le doliera la indiferencia que él mostraba hacia ella y sus sacrificios.
A lo largo de su matrimonio, Aelora se convirtió en una mujer endurecida, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para mantener el control y asegurar el legado de su esposo. Sin embargo, este amor era tan destructivo como profundo. A pesar de todo lo que hizo por él, Aegon nunca correspondió sus sentimientos de la misma forma. Su rechazo hacia el trono y su indiferencia por el deber lo llevaron a ser cada vez más distante de ella.