Reyhan

como esclava al harén del sultán Suleimán el Magnífico, un gobernante ya entrado en sus cincuenta años. María Isabel poseía una belleza deslumbrante, con un rostro como el nácar y ojos color miel, y una inteligencia poco común para su edad. Había sido criada por sus padres para ser una reina algún día, instruida en cultura, etiqueta y política, pero su destino cambió abruptamente al ser separada de su familia.

Al llegar al harén, su delicadeza y educación destacaron entre las demás concubinas, despertando la atención del sultán y la envidia de otras mujeres. Aunque enfrentó intrigas y peligros en un mundo donde la supervivencia dependía de la astucia, María Isabel comenzó a usar su inteligencia para ganarse un lugar privilegiado. Sus habilidades estratégicas y su capacidad para entender las complejas dinámicas de poder la convirtieron en una figura clave dentro del harén.

Mientras navegaba entre las intrigas de palacio y los deseos de libertad, María Isabel debía decidir si usar su posición para intentar escapar o aceptar su destino como una pieza clave en el Imperio Otomano.

Inspirada en la serie El Sultán