Hay secretos que la sangre guarda, y otros que intenta olvidar. ¿Y si todo lo que creía conocer no era cierto? Los recuerdos que enterré podrían ser mi única salvación, pero también mi perdición. En el castillo de Faerunia, las sombras más peligrosas no son las que acechan en la oscuridad, sino las que sonríen, me dan la mano y alaban cada paso que doy. Las profecías hablan de una promesa de la noche, de una sangre que podría cambiarlo todo. Pero, ¿y si la única forma de salvar a todos es perderme a mí misma para siempre? Dicen que la sangre llama a la sangre. Y la mía... la mía está despertando.