¿Qué habría sido de Terence si su corazón no hubiera sido tocado a tiempo por las alas de una mariposa pecosa? En Londres conocimos a un joven rechazado por su padre y su madre, que fuma, bebe y busca la destrucción. Un joven que no se siente a gusto en el mundo que le acoge y que en el futuro le verá como un adulto. Su perspectiva y sus expectativas cambian radicalmente tras conocer a Candy, un soplo de aire fresco para él. Aunque luego se ve obligado a dejarla en el colegio, por las razones que conocemos, su camino ya ha tomado una senda distinta a la de la autodestrucción. ¿Y si hubiera faltado por completo en aquellos difíciles años de adolescencia? ¿Qué podría haber pasado? ¿habría seguido en la escuela y se habría conformado con las normas impuestas por su padre, o más bien habría perseverado en el camino infernal que ya había emprendido, llegando tal vez a un Rocktown completamente distinto? Y ahí es donde empieza esta historia, en Nueva York, en 1918... el lugar es el Reformatorio Wilkinson... Sé que me vas a azotar ahora.... No añadiré nada más, salvo que volveremos a encontrar a todos los personajes, pero en momentos diferentes de sus vidas que en el original. La dinámica de su interacción es bastante similar, aderezada, eso sí, por el hecho de que todos son mayores y han recorrido caminos diferentes hasta el momento en que se cruzan. A veces todo parece igual, a veces todo se invierte... ya veremos si gusta. También hay algunos personajes muy nuevos y, aunque muy poco velada, una mirada a la sociedad neoyorquina de la época... la riqueza de la inmediata posguerra enmarcada por la degradación de los barrios más pobres donde florecían las bandas de jóvenes, caldo de cultivo de todo lo que luego sería la Ley Seca. He optado por acompañar la narración con unas frases de Jim Morrison, también suyas en la portada.