Amelia y James se conocieron en el cumpleaños de él, en una noche que parecía insignificante, pero que marcaría el inicio de una conexión inesperada. Dos años después, el destino los vuelve a cruzar en la misma escuela. Lo que comienza como conversaciones tímidas y bromas entre amigos, poco a poco se transforma en algo más profundo, a pesar de las negaciones constantes de Andrea ante las bromas de sus amigas.
Con el tiempo, Amelia se da cuenta de que sus sentimientos por James son más fuertes de lo que pensaba. Reuniendo todo su valor, decide confesarle lo que siente, pero un desliz con una amiga de confianza cambia el rumbo de su historia. La confesión, que debía ser íntima y especial, llega a Alex de manera inesperada.
Él la busca, pero Amelia, consumida por la vergüenza y el miedo, se niega a enfrentarlo. Los malentendidos crecen, y lo que pudo haber sido una conversación que uniera sus corazones, se convierte en un muro de silencio. La amiga en común, le da el número de Amelia a James para que él pueda hablar con ella, ella se niega a escribirle, así que él decide escribirle. Ella le explica la situación y se quedan hablando por horas. Después de eso ambos se vuelven buenos amigos, solo que Amelia no sentía la valentía de hablarle en persona. Así se quedo por varios meses y siguieron hablando por Tres años más. Amelia se estaba cansando de que él no me daba respuestas, la última vez que hablaron fue en persona, pero termino en discusión.
A medida que los días se convierten en semanas, y las semanas en meses, Amelia y James toman caminos opuestos. Las oportunidades de hablar se desvanecen, y lo que alguna vez fue una amistad llena de posibilidades termina en un contacto cero definitivo.
En esta historia sobre las palabras no dichas, las emociones contenidas y los momentos que no vuelven, Entre silencios y promesas rotas explora la fragilidad de las conexiones humanas y cómo, a veces, lo que dejamos ir define más nuestras vid