Lucifer odiaba su marca de alma. Odiaba el hecho de que estuviera gris, inactiva, durante milenios. Odiaba que aún después de años, la esperanza de que cobrara color seguía aferrada a su pecho. Lo odiaba, así que la ocultó de todo, guardada bajo sus guantes negros y la piel ennegrecida.
Alastor amaba su marca de alma. Era majestuosa, hermosa aún en colores grises. La amaba, a pesar de que jamás cobró color en su vida humana. La amó más cuando la majestuosa serpiente alada cobró color... Hasta que se cruzó con Lucifer Morningstar, su alma gemela.
~ O, de cómo dos almas gemelas aprenden a amarse en el caos del infierno.