Gael no conocía la tranquilidad mental ni física. Un error de su pasado lo llevó al puesto de trabajo que más odiaba: ser meteorólogo. Lamentablemente, no podía aspirar a más y es por ello que se auto-exigía la perfección. Complaciendo a todo el que se le atravesara en el camino, termina odiándose a sí mismo incluso más de lo que lo hace su padre. Del trabajo a la pista de entrenamiento y de la pista al cuarto de rabia, Gael se toma un momento para sentarse a contemplar su vida y sus decisiones cuando recibe una oferta a la cual no puede negarse.
Elena, por su parte, recién había publicado su primer libro de poemas. Aunque había trabajado un buen tiempo en él, no se sentía conforme con el resultado. Si bien sus amigas siempre le habían recalcado que ella era demasiado auto-crítica, y ella lo sabía, no podía evitarlo. Desde su trabajo hasta sus pasatiempos, ella criticaba todo y lo hacía ver menos. Sabía que era una buena meteoróloga, pero no lo suficiente como para entrar al mejor canal de televisión. Entre su desespero por ser mejor en todo, Elena se refugia en un pequeño cuarto de hotel en busca de liberar su malas energías. Es allí cuando recibe el mismo mensaje que Gael.
Ambos, en la búsqueda de ser los mejores, aceptan asistir a la CMTE (Confraternización de Meteorólogos Televisivos de Ethanaea). Allí no solo hacían amistad con otros meteorólogos, sino que intentaban ganarse a los líderes de los noticieros para obtener lo que querían. Para la mala suerte de ambos, ese año la CMTE había optado por cambiar la agenda; ya no solo hablarían sino que también jugarían. La situación se complica cuando Elena y Gael son testigos, víctimas y cómplices de un fraude que puede o no terminar o iniciar sus carreras.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.