Cuando los ojos se convierten en llaves, caen los muros que guardan los secretos, desaparece el miedo a las palabras. Cuando la memoria, alimentada por una llama incesante, se convierte en viajera fascinada, el amor encuentra por fin su esplendor. Por fin los cuerpos que han vagado tanto se reúnen en una sola alma, traduciendo todas las imperfecciones y la búsqueda sin límites en un solo acto. El de amar.All Rights Reserved