Lo que pudimos ser y no se pudo.

¿Cuantas vidas se habrán perdido por culpa de la guerra? ¿Cuantas personas que se amaban y tenían planes futuros se vieron obligados a renunciar a ellos por una guerra que no es suya? ¿Cuantas familias han enterrado un ataúd vacío sin saber a ciencia cierta donde estará quien debería ir dentro? ¿Cuantos jóvenes se matan entre si, sin conocerse, por culpa de dirigentes que si se conocen pero que no se matan entre si? ¿Cuantas bellas historias quedaron en el olvido? Y ¿Cuantas se perderán?

Con este relato no quiero decir que la guerra no sea necesaria, simplemente quiero hacer ver que aquellos que dictan la guerra, dentro de sus palacios a salvo, no son los mismos que mueren por ella, si la historia nos ha enseñado algo es que las guerras hacen mas rico a aquel que ya lo era y le quita lo mas valioso que tiene al que mueren en sus trincheras, la vida o en el mejor de los casos la esperanza.