Aizawa Shota era un ex-militar retirado y cuando Japón tuvo otro ataque de parte del imperio de Rusia ni siquiera pudo ser de utilidad al no tener un brazo desde que le disparon en su última batalla. Nunca imaginó que un día estaría a cargo de pequeños niños quiénes habían perdido todo en las últimas guerras de esos años, ¿Qué tan malo podría ser? Solo debía alimentarlos y mantenerlos con vida o dejar que mueran en la calle, no era tan difícil.