En un lejano reino lleno de maravillas y tensiones, criaturas mágicas como hadas, ogros, orcos y magos convivían con humanos bajo un régimen injusto. Aunque rebosante de recursos, el reino sufría de pobreza y decadencia debido a la corrupción y la opresión de sus gobernantes humanos, quienes gobernaban con crueldad absoluta, perdiendo toda humanidad. La chispa de la revolución, conocida como el Mes Combativo, unió a las diversas razas en una lucha para derrocar el régimen.
Tres héroes emergieron como líderes de la resistencia:
Marie, un hada de luz y precisión mágica, que luchaba sin causar daño grave.
Aril, un valiente ogro cuya fuerza inspiraba a sus aliados.
Cestan, un orco sabio y conciliador, con talento para unir corazones y empuñar su arco con destreza.
La victoria trajo esperanza, pero fue efímera. El joven príncipe heredero tomó el trono bajo la influencia de un mago oscuro y un duende traicionero. El nuevo régimen impuso impuestos mágicos que drenaban la esencia vital de las criaturas, sumiendo al reino en una pobreza aún más profunda, tanto material como espiritual. El mago planeaba abrir un portal a otro mundo para alcanzar el poder absoluto, mientras que el duende buscaba sembrar caos y anarquía.
Marie, Aril y Cestan, incapaces de ignorar la desesperación del pueblo, se dirigieron al corazón del reino. Sus caminos inevitablemente se entrelazarian. Su misión: restaurar la armonía y devolver el alma al reino. Pero el desafío no era solo derrotar a un nuevo enemigo, sino construir una sociedad justa y equitativa en un mundo tan diverso.
En un reino al borde del abismo, esta historia no es solo un relato de magia y lucha, sino una reflexión sobre el verdadero significado de gobernar y convivir en armonía. La revolución apenas comenzaba.
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...