~ Epílogo El sol se filtraba por la ventana, pintando la habitación con la misma luz dorada de aquel atardecer, que me trasladó a ese día... hace tanto tiempo. Esta pequeña, una dulce réplica de su madre, se acurrucaba a mi lado, sus ojos clavados en los míos. -Cuéntame otra vez cómo conociste a mamá- susurra. Se me forma un nudo en la garganta. ¿Cómo explicar lo inexplicable? Fue un torbellino de rostros y sonidos, y de pronto... solo ella. Un destello, un imán invisible que nos unió en un instante. No fue solo una conexión, fue un terremoto silencioso, un despertar repentino. -Un rayo de luz en la oscuridad- digo, pero la frase se queda corta, insuficiente. Sus ojitos se abren, fascinados. -¿Un rayo de luz?- -Sí, un rayo. Pero un rayo que trajo tormentas, mi amor. Dudas, miedos, noches sin dormir. Momentos en los que el mundo entero parecía conspirar contra nosotras. Pero entre cada tormenta, entre cada lágrima, crecía algo más fuerte: una promesa. Una promesa que floreció en medio del caos.- Señala una foto antigua, sus dedos pequeños rozando las imágenes de dos jóvenes sonrientes. -¿Siempre fueron felices?- Sonrío, pero en mi sonrisa se mezcla la alegría con una profunda melancolía. -La felicidad no es un camino recto, mi amor. Es un laberinto, un ascenso cuesta arriba... pero en ese ascenso, juntas, encontramos nuestro propio refugio.Nuestro propio... secreto.- -Nuestro secreto- repite, su voz tierna e inquisitiva. Le acaricio el pelo. -Nuestro secreto, sí. Y nuestro amor. Un amor que nació en la oscuridad, se fortaleció en la tormenta y floreció bajo el sol, trayéndonos a ti. Y eso... eso es todo lo que importa.-All Rights Reserved
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