Max Verstappen, con solo 17 años, debutaba en Toro Rosso como el niño prodigio. Un año más tarde fue promovido a Red Bull como la promesa del automovilismo. A los 22 años, Sergio destacaba en Racing Point, por el contrario Max ya cargaba con la presión de ser el futuro campeón de la escudería, escondiendo tras su actitud reservada una admiración secreta por Sergio. Sin embargo, el ambiente conservador de la Fórmula 1 lo obligaba a reprimir sus sentimientos.
Cuando Checo se unió a Red Bull en 2021, la relación entre ambos cambió. Max, dividido entre la atracción y el resentimiento, trataba de mantener su distancia, pero Sergio comenzaba a descubrir que detrás de esa hostilidad había algo más. Entre las carreras y la constante presión del campeonato, ambos enfrentaron el dilema de arriesgarlo todo por el amor o mantener la reputación en un mundo donde las emociones eran vistas como una debilidad.